Las gafas premontadas son aquellas cuyas lentes tienen una graduación preestablecida (la misma en las dos), es decir, que no ha sido obtenida tras realizar a la persona un examen visual. Se empezaron a comercializar hace aproximadamente 30 años, con el objetivo de solucionar urgencias puntuales, en ningún caso fueron ideadas para usarse de forma habitual, ni durante muchas horas seguidas.

Pese a que sólo pueden comercializarse en establecimientos sanitarios, ópticas o farmacias, se encuentran habitualmente en diferentes tipos de tiendas como bazares, gasolineras, librerías o supermercados. Sus diseños pueden ser muy atractivos y su precio suele ser muy económico. Por eso algunas personas las consideran, de manera errónea, una opción ideal como equipo visual habitual. De acuerdo con declaraciones de Salvador Alsina, presidente de Visión y Vida, “Los datos del Libro Blanco 2013 revelan que menos de 300.000, de los 7 millones de premontadas vendidas al año en España (aproximadamente el 4,3% de la venta), se realiza por el canal óptico”.

Como suelen comprarse sin asesoramiento de un profesional de la visión, el usuario tiende a escoger una graduación más alta de la necesaria, adquiriendo más bien “lupas” que “gafas”. Usarlas habitualmente puede ocasionar problemas de salud como cefaleas, lagrimeo, dificultades para calcular las distancias, fatiga visual, aumento de ametropía o presbicia y patologías visuales más graves.

La importancia de cuidar la visión de cerca

En los últimos años se ha incrementado en gran medida el uso de móviles, ordenadores y tablets, lo que ha producido importantes cambios en las necesidades visuales. Así, en la actualidad, la visión de cerca resulta imprescindible  para un mejor y seguro desarrollo de nuestras actividades diarias y cotidianas.

Con el objetivo de concienciar a la población sobre la importancia de utilizar equipamientos ópticos que se adecúen a las necesidades visuales de cada persona, la Facultad de Óptica y Optometría de Tarrasa (FOOT) de la Universidad Politécnica de Catalunya, con la colaboración de Endesa y el apoyo de la asociación Visión y Vida, han llevado a cabo el estudio “El estado de la visión próxima en el trabajo y el ocio”.

Tal y como ha declarado Javier Cañamero, Presidente Honorífico de Visión y Vida y artífice del estudio, “era necesario tener un punto de partida sobre el que trabajar en el campo de la visión próxima. El cambio de nuestro ritmo de vida, las horas que se emplean ante las pantallas, la lectura o los dispositivos móviles, hacen imprescindible conservar y cuidar nuestra visión próxima”.

Por su parte, Aurora Torrents, vicedecana de la FOOT subraya que “en España, más de 17 millones de personas sufren presbicia o vista cansada. La solución es el uso de gafas progresivas o monofocales para vista próxima. Sin embargo, se está generalizando el uso de las gafas premontadas como solución, cuando no es el equipamiento que corrige este defecto visual”.  Añade además que “los usuarios de gafas premontadas no alcanzan la misma calidad de visión que aquellos que llevan equipamientos personalizados, debido a factores como la distancia interpupilar, las diferencias de graduación entre ambos ojos o el astigmatismo, que no es corregido por este tipo de gafas.

En el estudio participaron 507 trabajadores de Endesa. (345 hombres y 159 mujeres), 392 de los cuales usaban gafas de manera habitual y tan sólo 50 de ellos eran usuarios de lentes de contacto. El 68% de la muestra eran usuarios de gafas que no usaban nunca lentes de contacto y tan sólo el 22% de los participantes no necesitaba utilizar ninguna compensación óptica.
Tras analizar los datos los investigadores confirmaron que los participantes que usaban premontadas:

  • No alcanzaban la misma calidad de visión que los que usaban gafas que tenían la graduación personalizada.
  • Utilizaban una compensación mayor de la necesaria, lo que se conoce como “hipercorrección”, una práctica que favorece la aparición de cefaleas, dolores cervicales y agrava la ametropía y la presbicia.
  • Las mujeres que usan premontadas sufren más ya que, debido a su distancia interpupilar, tienen más efecto prismático.

Respecto a este tema, los profesionales de Visión y Vida recomiendan:

  • Incrementar la frecuencia de revisiones visuales para asegurar una mayor agudeza visual y mitigar molestias frecuentes como el picor de ojos, la fatiga o la sensación de arenilla.
  • La gafa premontada (producto sanitario clase I) debe requerir, por ley, la adaptación individualizada para cada usuario, como ocurre con el resto de equipamientos ópticos.
  • Los profesionales de la salud visual y las instituciones deben lanzar campañas informativas para dar a conocer los riesgos asociados a un mal uso de las gafas premontadas.

 

Vía: http://www.nosinmisgafas.info/blog/salud-visual/gafas-premontadas-2

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